La Demofalsa

Por: Pablo Arciniegas Ávila.

Qué capacidad que tenemos los habitantes de este país meridional llamado Ecuador para ser los actores secundarios de una tragicomedia llamada democracia representativa. ¿De qué ha servido hurgar en la historia y encontrar que desde la fundación de la República los grupos de poder se han sucedido continuamente, vía lecciones, en el poder, gobernando siempre para beneficio corporativo, familiar, personal; para beneficio de una clase social en particular, usando la política como cualquier otra actividad comercial, cualquier otra actividad publicitaria en la que se oferta un producto aderezado con propiedades inventadas? Parece que de nada. De nada ha servido desmentir la historia oficial, saber de abusos, componendas, traiciones, robos, extorsiones, explotación, asesinatos, torturas, abusos de poder, y una innumerable lista de latrocinios cometidos por quienes han estado al frente de los diferentes gobiernos.

Continuamente se hace referencia a un quiebre en la historia política del país después de 1979; se habla del famoso “regreso a la democracia”; cabe decir, respecto a estas fórmulas patentadas desde el poder, que deberían causarnos hilaridad.  “Regreso a la democracia”. La pregunta es ¿cuándo realmente la democracia se ha afincado en Ecuador? En el estricto sentido del concepto, jamás. Pero la mayoría están ciegos, más que ciegos, incapaces de constatar, a pesar que la realidad es más evidente que un elefante en una piscina, de que lo que hemos vivido históricamente como sociedad es un simple uso del poder por parte de una sector social que apadrinado por sus patrones internacionales han dado rienda suelta a su ambición de poder social, económico. Esa es la verdad, la más evidente. TODOS los gobiernos sucedidos han usufructuado del poder, y marginado a millones de mujeres, hombres, niños y ancianos a la pobreza. Se confunde democracia con el circo electoral burgués.

Entonces la política se apartó de su naturaleza, o mejor dicho, pasó de ser de una actividad de virtud, de una actividad de pasión por la ideas, por las acciones, por el debate con el objetivo de servicio, a una actividad denigrante, de acciones desvergonzadas cuyo único objetivo es el de acumular poder, el de asegurar bienes materiales; y peor aún el de ostentar poder para mantener los privilegios de una clase social.

Ciegos están quienes ven diferencias entre uno y otro gobierno sucedido. Tal vez existan diferencias de forma, pero en el fondo todos los gobiernos han estado al servicio de intereses de quienes llegaron a poder por medio de las “elecciones”; sí, entre comillas porque en los hechos no hay elección cuando todas las opciones representan un continuismo, que en el caso del Ecuador y en el de todos los países de la región se ha mantenido por siglos. Y que no digan los necios que el gobierno de Correa es diferente; que no se atrevan a decir palabras como “gobierno progresista” “de izquierda” y otras estupideces lanzadas sin fórmulas de inventario; basta ya de autoengaños, basta de diferenciar los intereses de Laso con los de Correa cuando los auspiciantes de sus partidos y movimientos son los mismos. ¿O es un secreto que, por ejemplo, el grupo empresarial explotador Eljuri auspició la campaña de AP; y ahora seguramente ya tendrá preparados los fajos de dólares para entregarlos por igual al jefe de campaña de CREO como al de AP?

En conclusión la “democracia representativa” es la treta del poder aceitada cada cuatro años,  y montar el engaño de “elecciones libres y democráticas” para mantener la demofalsa, que a su vez mantiene su corrupto poder.

¡Esto no es para siempre!